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II. Continuidades y cambios en el mapa migratorio regional latinoamericano
y caribeño: un retrato en cifras
1.
Los patrones tradicionales
En
la segunda mitad del siglo XX, América Latina y el Caribe
registran tres grandes patrones migratorios: la inmigración
de ultramar -originada principalmente en el Viejo Mundo- la migración
intrarregional y la emigración hacia el exterior de América
Latina y el Caribe, cuya concentración en los Estados Unidos
fue notable hasta hace pocos años.
a.
La inmigración de ultramar: un agotamiento indeclinable
Entre
la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX la inmigración
de ultramar fue intensa en varios países. En su mayoría,
provenía del sur de Europa y en menor medida del Cercano
Oriente y Asia (Villa y Martínez, 2002). Empleando la clasificación
de Kingsley Davis, la hegemonía europea - migración
transatlántica- en este patrón permite asimilarlo
a uno de los tres grandes movimientos de larga duración
de la migración en la época moderna, junto a la
colonización europea y la migración sur norte desde
la posguerra (Faist, 2000).
De
los once millones de europeos inmigrantes, el 38% provino de Italia,
28% de España y 11% de Portugal; la mitad se asentó
en Argentina y más de un tercio en Brasil (Pellegrino,
2001). La disminución observada en la inmigración
a partir de la segunda guerra mundial conllevó un sostenido
envejecimiento del stock inmigratorio europeo; el total de inmigrantes
de ultramar censados en los países de la región
disminuyó de casi cuatro millones de personas en 1970 a
menos de dos y medio millones en 1990, y si se considera que en
Brasil y Venezuela experimentaron una disminución, se espera
una cifra menor hacia 2000. De este modo, la proporción
de los inmigrantes de ultramar sobre el stock de inmigrantes censados
en los países latinoamericanos bajó de algo más
de las tres cuartas partes del total en 1970 a poco más
de la mitad en 1990 (Argentina, Brasil y Venezuela concentraban
el 80% del stock de inmigrantes extrarregionales censados alrededor
de 1990) y debió seguir haciéndolo hacia 2000, de
acuerdo con la información disponible (gráfico 1
y cuadro 2).
Por
otra parte, pese al envejecimiento de los antiguos inmigrantes,
es aún notorio el predominio masculino en los stocks de
ultramar y ello se manifiesta en la mayoría de los países
con información disponible hacia 2000.
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