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41 III. Birds of passage are also women. La participación de las mujeres en la migración internacional
5. Los derechos humanos y la vulnerabilidad de las mujeresmigrantes: intenciones y realidades

a. La vulnerabilidad de las migrantes y sus difíciles fronteras

Históricamente, la migración internacional ha involucrado oportunidades y riesgos y este contrapunto se ve exacerbado en la actual globalización. Aunque existen indicios de reconocimiento de la legitimidad del derecho de toda persona a salir de su país de origen, lo cierto es que, en oposición, losriesgos se hacen más visibles conforme aumentan las restricciones para la migración. Estas constituyen la fuente básica de la vulnerabilidad estructural, conllevan amenazas a la dignidad de las personas migrantes y menoscaban su contribución a la prosperidad económica y a la diversidad cultural de las sociedades de destino. Las mujeres se ven amenazadas desde un sinfín de dimensiones: discriminación cruzada de género, socioeconómica, étnica y de nacionalidad, abusos sexuales, deterioro de la salud reproductiva y de la integridad física.
Las mujeres migrantes, particularmente las indocumentadas, son vulnerables entre las vulnerables porque experimentan con más frecuencia riesgos sociales -como la pobreza, el desempleo y la subordinación en sus hogares de origen- y tienen menos capacidad de respuesta individual e institucional frente a ellos. Son también estigmatizadas entre las estigmatizadas, porque se percibe que están dispuestas a ser tratadas o traficadas, para trabajar en cualquier actividad, habida cuenta de la carencia de opciones en sus países natales. La discusión sobre su segmentación en el comercio sexual de los países de destino parece tener asidero, si bien habría que distinguir lo que es el conjunto de riesgos que enfrentan en sus trayectorias durante el desplazamiento de lo que es la inserción laboral que le sigue (recuadro 7).

Recuadro 7
LA INSOPORTABLE VULNERABILIDAD DE LAS MIGRANTES INDOCUMENTADAS Y LOS RIESGOS DE PROSTITUCIÓN
Fuente: Jiménez (1998); Lim y Oishi (1996); Mora (2002).


La vulnerabilidad de las mujeres está muchas veces estrechamente relacionada con su inserción laboral. En su proceso de inserción en los países desarrollados son fácil presa de explotación, que las convierte en sujetos privados de derechos. Respecto a la inserción laboral, Lim (1998) plantea que el envejecimiento de las sociedades y la creciente integración de las mujeres al mercado laboral favorece que las mujeres migrantes en muchos países en desarrollo se empleen al interior de hogares. Sin embargo, creemos que este tipo de empleo no solamente implica una mayor discriminación que la vinculada a los trabajos típicamente realizados por hombres, sino también una mayor exposición a la explotación y una menor visibilidad ante los organismos encargados de la supervisión de los derechos de las trabajadoras. Es más, en América Latina y el Caribe debería discutirse sobre el significado, condiciones y consecuencias del emergente escenario en que las mujeres del tercer mundo ayudan al bienestar de las envejecidas unidades domésticas del mundo desarrollado.
En cuanto a la situación de las migrantes latinoamericanas y caribeñas, Daeren (2000) plantea que, si bien no se puede generalizar, grupos numerosos de mujeres trabajan en condiciones de precariedad. La discriminación y violación de sus derechos se presenta a partir de variables que no siempre son tan fáciles de separar o destacar como "razón principal de discriminación". En la mayoría de los casos son una combinación de varios factores, como la situación residencial -documentada o La asociación a priori entre prostitución y migración indocumentada, tráfico o trata de personas, se muestra muy fuerte en algunos ámbitos y tiene historia en Asia y África. Se sabe que en algunas sociedades africanas la migración individual de mujeres es considerada como prostitución. Además, la preocupación por la trata de personas ha estado concentrada en la prostitución femenina y autoras como Saskia Sassen han llegado a sostener que este es uno de los componentes fundamentales de la feminización de la supervivencia, estrategia obligada para mujeres en países en desarrollo. Sin embargo, la relación debe entenderse en dos contextos: a) durante las fases de traslado y b) durante la inserción laboral en el país de destino. Ello exige un examen minucioso que revele la verdadera asociación y que distinga el país de tránsito, el de destino y la zona de frontera.
Durante el traslado existen abundantes evidencias de casos en que las migrantes indocumentadas suelen ser abusadas sexualmente, lo que se entiende como el precio que deben pagar a los traficantes, tratantes y al personal administrativo de los países de tránsito y de llegada. Las experiencias van desde el "compañerismo" con el pollero hasta la violación sexual o el sexo bajo coacción. El compañerismo es considerado por algunas migrantes como una forma de "protección". Pero se conocen numerosos casos de desaparición y abandono durante el tránsito. Estos riesgos también afectan a los niños y adolescentes migrantes. En la frontera norte de México, por ejemplo, existe información sobre adolescentes que atraviesan a territorio estadounidense para ser abusados sexualmente en ciudades limítrofes. Asimismo, en Guatemala, se ha observado que muchos niños y adolescentes que intentaban viajar hacia la frontera se han visto finalmente involucrados en la prostitución.
En cuanto a la inserción en el mercado de trabajo, el comercio sexual es una opción largamente descrita en diversos países, y ese es el caso de España. Dentro de la región hay alguna evidencia en el caso de Perú, donde la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar de 2000 mostró que tanto el porcentaje de mujeres migrantes que había recibido ofertas de dinero por sexo como el que había accedido casi duplicaban al de las peruanas. Varios estudios de casos e investigaciones sobre mujeres migrantes temporales o permanentes en situación de frontera evidencian de igual manera esta relación entre ilegalidad e inserción en el comercio sexual: en Ciudad Hidalgo, frontera sur entre México y Guatemala, el 76% de las trabajadores sexuales corresponde a migrantes temporales procedentes de Honduras, El Salvador y Nicaragua. Asimismo, se identificó que el 93% de las mujeres que trabajaba en la zona de tolerancia de Ciudad Hidalgo eran indocumentadas. Parece que la mayor parte de estas mujeres utiliza la ciudad como tránsito que les permite obtener dinero o conocer a alguien dispuesto a acercarlas a la frontera norte. Estas mujeres tenían entre 19 y 27 años y una baja escolaridad (un tercio de analfabetas); en su mayoría eran separadas, con hijos y habían huido de relaciones violentas. Una constante es que manifestaban dedicarse a la prostitución por razones económicas vinculadas al sustento de sus familias. Las mujeres que participan en estos movimientos enfrentan múltiples inconvenientes relacionados con su salud sexual y reproductiva, que han sido descritos en numerosos informes.

Fuente: Jiménez (1998); Lim y Oishi (1996); Mora (2002).


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La vulnerabilidad de las mujeres está muchas veces estrechamente relacionada con su inserción laboral. En su proceso de inserción en los países desarrollados son fácil presa de explotación, que las convierte en sujetos privados de derechos. Respecto a la inserción laboral, Lim (1998) plantea que el envejecimiento de las sociedades y la creciente integración de las mujeres al mercado laboral favorece que las mujeres migrantes en muchos países en desarrollo se empleen al interior de hogares. Sin embargo, creemos que este tipo de empleo no solamente implica una mayor discriminación que la vinculada a los trabajos típicamente realizados por hombres, sino también una mayor exposición a la explotación y una menor visibilidad ante los organismos encargados de la supervisión de los derechos de las trabajadoras. Es más, en América Latina y el Caribe debería discutirse sobre el significado, condiciones y consecuencias del emergente escenario en que las mujeres del tercer mundo ayudan al bienestar de las envejecidas unidades domésticas del mundo desarrollado.
En cuanto a la situación de las migrantes latinoamericanas y caribeñas, Daeren (2000) plantea que, si bien no se puede generalizar, grupos numerosos de mujeres trabajan en condiciones de precariedad. La discriminación y violación de sus derechos se presenta a partir de variables que no siempre son tan fáciles de separar o destacar como "razón principal de discriminación". En la mayoría de los casos son una combinación de varios factores, como la situación residencial -documentada o
indocumentada-, el país de origen, la etnia, el tiempo de residencia en el país de destino, el dominio del idioma, el nivel de educación y otras variables.
En muchas partes del mundo se observa una concentración de las inmigrantes en ocupaciones como el servicio doméstico y el cuidado de niños y enfermos. También destacan las ocupaciones relacionadas con el sector de la "diversión", incluido el comercio sexual, en el que sobrellevan un alto grado de dependencia y subordinación de su empleador. Junto con los hombres migrantes, tienden a estar excluidas de la legislación laboral nacional y de los instrumentos que regulan la migración internacional (Daeren, 2000).


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