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21 II. Continuidades y cambios en el mapa migratorio regional latino americano y caribeño: un retrato en cifras
1. Los patrones tradicionales

c. La emigración hacia los Estados Unidos concentra tres cuartas partes de los migrantes de la región

La emigración a este país ha sido protagónica desde todo punto de vista y encarna buena parte de las representaciones problemáticas, desafíos y oportunidades que registra la migración contemporánea. Es, sin duda, parte de la migración sur norte, que ha sido muy bien descrita por Thomas Faist: "First, there are huge, and in many cases still growing, international differentials in income per head and quality of life. This difference seems to be wider now and than ever in the past. These differentials are widely, almost universally, known. Mass communication, pioneer migrants, and transnational circuits of recurrent migrants create the impression that the relative volume of international migration has achieved an extent not reached before" (Faist, 2000, p. 27).

Tradicionalmente alimentada por los flujos de mexicanos y caribeños, hoy incluye, con creciente fuerza, a centroamericanos y sudamericanos. De allí que la presencia latina, estimada en 15 millones de inmigrantes más sus descendientes, sea actualmente la primera minoría étnica en los Estados Unidos.

Una estimación gruesa nos permite imputar a este país unas tres cuartas partes del total de migrantes latinoamericanos y caribeños. Es de ley destacar tres hechos relevantes: la emigración de la mayoría de países geográficamente más cercanos tiende a concentrarse con mayor fuerza en los Estados Unidos, aunque hay importantes excepciones (como la emigración desde Nicaragua y algunos países del Caribe inglés); entre los países de América del Sur la situación es más diversificada y la emigración desde varios de ellos a los Estados Unidos comparte primacía, a lo menos, con otros destinos, ya sea dentro de la región o fuera de ella. Por otra parte, la inmigración es heterogénea en su composición, antecedente muy importante para su examen. La imagen media del inmigrante "latino" o "hispano" no constituye una figura real y uno de sus más directos indicadores es la composición por sexo, cuyo promedio que refleja un predominio masculino esconde importantes variaciones.

Los stocks han aumentado significativamente desde 1970, pero con una tendencia de menor intensidad; además, el aumento se vio acompañado de una diversificación de los países de origen. Según se observa en el cuadro 4, el ritmo anual de crecimiento del decenio de 1990 fue inferior al de los períodos anteriores, lo que obedece al comportamiento de mesoamericanos y, especialmente, de los caribeños.11 Los sudamericanos recuperaron su ritmo de crecimiento, que les llevó a elevar su gravitación relativa; sin embargo, siguen siendo los de menor representación (gráfico 4). México contribuye con más de la mitad del total. En el Caribe, sobresalen los oriundos de Cuba (cerca de un millón de personas), República Dominicana (casi 700.000), Jamaica (411.000) y Haití (cerca de 400.000). Entre los centroamericanos destacan los
salvadoreños (765.000) y guatemaltecos (327.000). Los sudamericanos están compuestos principalmente por
colombianos (435.000), peruanos y ecuatorianos (328.000 y 281.000 personas, respectivamente).

Hay que destacar que la información de 2000 corresponde a la Encuesta Continua de Población (Current Population Survey) de los Estados Unidos, que está sujeta a errores muestrales. Sus cifras indican que los inmigrantes de la región equivalen a poco más de la mitad del stock total de inmigrantes en los Estados Unidos (Lollock, 2001). Según estos antecedentes, la participación de mujeres y hombres es variada según el origen: caribeños y sudamericanos registran índices de masculinidad que denotan una muy elevada participación femenina. El promedio no refleja estas variaciones, debido al comportamiento de los mesoamericanos (gráfico 5).

La imagen media del inmigrante de la región pierde también sustento al contrastar algunas características sociodemográficas y socioeconómicas. Los mesoamericanos tienen una mayor concentración de población en edades activas y sus perfiles de escolaridad son ostensiblemente más bajos que los de caribeños y sudamericanos (estos exhiben los mejores índices). A su vez, la participación laboral de las mujeres es notoriamente más elevada entre las caribeñas y sudamericanas aunque en todos los grupos tienen una intensidad mayor que la de los países de origen ; y, por último, las ocupaciones profesionales abarcan significativamente más proporciones entre los oriundos del Caribe y América del Sur (véanse gráficos 6 a 9). La extendida noción de que el perfil sociolaboral del conjunto de inmigrantes se polariza entre los que tienen alto grado de calificación y se insertan en ocupaciones gerenciales y de ciencia y tecnología , y los que se concentran en subsectores económicos de baja productividad (los más numerosos), puede aplicarse también a la propia comunidad latinoamericana y caribeña.

Gráfico 4
Gráfico 5
Gráfico 6
Gráfico 7
Gráfico 8
Gráfico 9


Recuadro 4
LOS HISPANOS: MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES

La Oficina del Censo de Estados Unidos ha derrotado el aforismo según el cual nadie es profeta en su tierra. Desde hace tiempo venía prediciendo que los "hispanos" desplazarían a los negros como primera minoría y las cifras que acaba de hacer públicas el gobierno indican que ya suman algo más de 38 millones, una pizca por delante de los negros. Entre 2000 y 2002, la población hispana aumentó cuatro veces más que la del resto del país y representó la mitad del crecimiento de la población total.

¿Cuál es el significado, para los países de origen de los hispanos, de este fenómeno descomunal? Empecemos por el económico. Si el aumento de población se debiese sólo al fervor reproductivo, la
significación sería importante, pero ni tanto; sin embargo, la inmigración explica la mitad del aumento de población de los hispanos. Eso garantiza, de modo más o menos sostenido, la nostalgia y el compromiso.

No sorprende que las remesas de dólares a los países latino americanos sumen ya más deUS$ 25 mil millones anuales, casi la mitad del tamaño de la economía peruana. No hay elementos para
afirmar que los hispanos inciden en el comercio entre los Estados Unidos y América Latina o en el flujo de inversiones , más que el resto de la población estadounidense, de modo que la importancia
económica reside en esos envíos de dólares, que permiten hoy a México, Centroamérica y países sudamericanos (como Colombia, Perú y Ecuador) aliviar sus necesidades.

¿Y qué ocurre en el campo político? A pesar de que son casi 40 millones de personas de un total de 288 millones, los hispanos tienen un peso político menor. Carecen de la representación política de los negros y, por supuesto, de la influencia de los judíos (la excepción son los cubanos, bien organizados a través de grupos de poder tanto político como económico). Una razón fundamental es que muchos de los hispanos son ilegales o inmigrantes recientemente "legalizados". Otra razón tiene que ver con la multiplicidad de orígenes: el mexicano de California no tiene en común con el dominicano de Nueva York más de lo que lo une a otros grupos. A diferencia de los negros, no constituye una "raza": el censo los considera una "etnia" que abarca muchas razas. Una tercera razón puede ser la condición económica de muchos hispanos, que no les permite el lujo de tener un peso político. Y una última puede ser cultural: la inmigración hace de los hispanos un grupo que todavía no ha abandonado del todo su pertenencia a la tierra de origen y, por tanto, no se ha adaptado aún a hábitos participatorios del nuevo sistema.

Pero estas razones dejan algo que desear. Hay un número suficiente de hispanos aclimatados y con cierta certidumbre económica como para traducir el fenómeno demográfico en influencia política.
Queda, pues, un cierto misterio. El hecho de que no estén organizados como bloque electoral o grupo de cabildeo implica que el gobierno de los Estados Unidos no siente urgencia en atender los

(Continúa) (Conclusión recuadro 4) Fuente: Mario Vargas Llosa, diario La Tercera, Chile, 21 de junio de 2003.


Cuadro 4


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


* 11 Los sudamericanos recuperaron su ritmo de crecimiento, que les llevó a elevar su gravitación relativa; sin embargo, siguen siendo los de menor representación (gráfico 4). México contribuye con más de la mitad del total. En el Caribe, sobresalen los oriundos de Cuba (cerca de un millón de personas), República Dominicana (casi 700.000), Jamaica (411.000) y Haití (cerca de 400.000). Entre los centroamericanos destacan los salvadoreños (765.000) y guatemaltecos (327.000). Los sudamericanos están compuestos principalmente por colombianos (435.000), peruanos y ecuatorianos (328.000 y 281.000 personas, respectivamente).

11 El fuerte ritmo de aumento del stock de latinoamericanos y caribeños en los Estados Unidos en el decenio de 1980 se vio influido por la amnistía concedida por la Ley de Control y Reforma Migratoria de ese país en 1986.

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